miércoles, 23 de octubre de 2013

Sevilla, Alfonso X y otros visitantes más lejanos

Alfonso X el Sabio

Estatua de Alfonso X el Sabio en la Biblioteca Nacional de EspañaAlfonso X (Toledo, 23 de noviembre de 1221 -  Sevilla, 4 de abril de 1284) es un ejemplo de rey singular, polifacético. Su título completo era Rey de Castilla, de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén y del Algarve. Por ser hijo de  Beatriz de Suabia, Alfonso pertenecía a la familia alemana de los Hohenstaufen, que alegaba ser la depositaria de los derechos al Imperio. En su aspiración a ser elegido emperador del Santo Imperio Romano Germánico por los siete príncipes electores recibió cuatro votos, por tres de su adversario, Ricardo de Cornualles, pero éste se hizo coronar emperador en Aquisgrán. Posiblemente la perspectiva de convertirse en emperador impulsó el ambicioso desarrollo de los sucesivos cuerpos legislativos dirigidos por Alfonso X: Fuero Real, El Espéculo (1255) y Las Siete Partidas (1256-1265). La importancia juridico-humanista de este último no impide el sentido pedagógico de algunos textos, como veremos después.

Parte de su infancia la pasó en las propiedades de sus cuidadores (ama y ayo) en Allariz (Orense), donde aprendió el idioma galaicoportugués, que después utilizó en, al menos, diez de las Cantigas de Santa María.

En 1231, con sólo nueve años, fue enviado por su padre Fernando III el Santo a guerrear a las tierras de Córdoba y Sevilla, con especial éxito en la batalla de Jerez, donde la tradición situa la presencia del apóstol Santiago portando un estandarte blanco y una espada. A su vuelta continuó su educación en la corte de Toledo, llegando a una erudición y gusto por el conocimiento que contrasta con el gran número de reyes y nobles que, en aquellas épocas, eran analfabetos.


Algunos ejemplos tomados de las Siete Partidas

Las Siete Partidas son un cuerpo legislativo con un estilo muy diferente de las actuales leyes. Integra muy diversos aspectos desde distintas perspectivas. Por ejemplo, desde la figura del emperador y el rey, hasta la de los siervos, sus derechos y obligaciones, pasando por la organización de la iglesia, los clérigos, los ritos de excomunión, etc. Con mucha frecuencia define las palabras y los conceptos, dando su origen en latín o en árabe, basa sus leyes en los textos de los "sabios antiguos", desde los reyes David y Salomón hasta filósofos como Séneca, e incluye ejemplos y razonamientos para que sean bien comprendidas por todos.
El Título 1 de la Partida Segunda trata de cómo deben ser y actuar los emperadores, reyes y grandes señores. Da gran importancia a las cosas cotidianas, pensando seguramente que quien no hace bien lo fácil no hará bien lo difícil.

Exhorta a los reyes a ser sabios y tener buenos consejeros, como en esta ley:
Ley 16: Acucioso debe el rey ser en aprender los saberes, pues por ellos entenderá las cosas de raíz y sabrá mejor obrar en ellos y otrosí, por saber leer, sabrá mejor guardar sus secretos y ser señor de ellos, lo que de otra manera no podría tan bien hacer, y por la mengua de no saber estas cosas habría por fuerza de meter otro que los supiese, y le podría ocurrir lo que dijo el rey Salomón: que "el que mete su secreto en poder de otro hácese su siervo, y quien lo sabe guardar es señor de su corazón"; lo que conviene mucho al rey. Y aun sin todo esto, por la escritura entenderá mejor la fe, y sabrá más cumplidamente rogar a Dios, y aun por el leer puede él mismo saber los hechos granados que pasaron, de lo que aprenderá muchos buenos ejemplos. Y no tan solamente tuvieron por bien los sabios antiguos que los reyes supiesen leer, más aún, que aprendiesen de todos los saberes para poderse aprovechar de ellos, y en esta razón dijo el rey David aconsejando a los reyes que fuesen entendidos y sabios, pues que ellos han de juzgar la tierra y eso mismo dijo el rey Salomón a su hijo; "que los reyes aprendiesen los saberes y no los olvidasen, pues por ellos habían de juzgar y mantener a las gentes". (...)
Las siguientes leyes pertenecen al Título7 Cuál debe ser el rey con sus hijos y ellos con él.
Ley 1: Infantes llaman en España a los hijos de los reyes, y ellos deben en sí ser nobles y de buenas mañas y sin ninguna maldad, por razón de la nobleza que les viene de parte del padre y de la madre; y tomaron este nombre de infantes, que es palabra del latín que quiere tanto decir como mozo, menor de siete años, que es sin pecado y sin mancilla. Y por eso deben los reyes hacer por que sean sus hijos tales y amarlos mucho.
A lo largo de las Siete Partidas, Alfonso X habla numerosas veces de España, y de otras tierras, así como de los diferentes derechos y obligaciones de cristianos, judíos y musulmanes, por ejemplo a la hora de prestar juramento.
Ley 4: Niños siendo los hijos de los reyes, es menester que los hagan guardar el padre y la madre en la manera que dijimos en la ley antes de esta, y más, después que fueren mozos, conviene que les den ayos que los guarden y los agracien en su comer y en su beber y en su hablar y en su continente, y de manera que lo hagan bien y apuestamente según que les conviene. Y ayo tanto quiere decir en el lenguaje de España como hombre que es dado para nutrir al mozo, y ha de tener todo su entendimiento para mostrarle como haga bien, y dijeron los sabios que tales son los mozos para aprender las cosas mientras son pequeños, como la cera blanda cuando la ponen en el sello, que cuando más tierna, más pronto aprehende en ella lo que está en el sello figurado. Mas si se las quisiesen mostrar cuando fuesen mayores, y comenzasen ya a entrar en mancebía, no lo podrían hacer tan ligero, a menos de que antes no los ablandaran con grandes apremios, y aunque las aprendiesen entonces, las olvidarán más pronto por las otras cosas a las que ya estaban acostumbrados.
En la siguiente ley 5 detalla lo que los ayos deben enseñar a los infantes en la forma de comer.
Ley 5: Sabios hubo que hablaron de cómo los ayos deben de nutrir a los hijos de los reyes, y mostraron muchas razones por las que los deben acostumbrar a comer y a beber bien y apuestamente. Y dijeron que la primera cosa que los ayos deben hacer aprender a los mozos es que coman y beban limpiamente y apuestos. Y apuestamente dijeron que les debían hacer comer, no metiendo en la boca otro bocado hasta que hubiesen comido el primero, porque sin el desaliño que manifiesta, podría por él venir tan gran daño, que se ahogarían al punto. Y no les deben consentir que tomen el bocado con todos los cinco dedos de la mano, porque no los hagan grandes; y otrosí que no coman feamente con toda la boca, más con una parte, pues se mostrarían con ello glotones, que es manera de bestias más que de hombres y de ligero no se podría guardar el que lo hiciese, que se le saliese afuera aquello que comiese, si quisiese hablar. Y otrosí dijeron que los deben acostumbrar a comer despacio y no aprisa, porque quien de otro manera lo usa, no puede bien mascar lo que come, y por ello no se puede bien moler y por fuerza se ha de dañar y tornarse en malos humores, de lo que vienen las enfermedades. Y débenles hacer lavar las manos antes de comer para que queden limpios de las cosas que antes habían tocado, porque la vianda cuanto más limpiamente es comida, tanto mejor sabe, y tanto mayor provecho hace; y después de comer se las deben hacer lavar porque las lleven limpias a la cara y a los ojos. Y limpiarlas deben con las toallas y no con otra cosa, porque sean limpios y apuestos, y no las deben limpiar en los vestidos, así como hacen algunas gentes que no saben de limpieza ni de apostura. Y aun dijeron que no deben mucho hablar mientras que comieren, porque si lo hiciesen, no podría ser que no menguasen en el comer o en la razón que dijesen; y no deben cantar cuando comieren, porque no es lugar conveniente para ello, y semejaría que lo hacían más con alegría de vino que por otra cosa. Otrosí dijeron que no los dejasen mucho bajar sobre la escudilla mientras que comiesen, lo uno porque es un gran desaliño, y lo otro, porque semejaría que lo quería todo para sí el que lo hiciese, y que otro no tuviese parte en ello.
Se trata de una colección de normas de educación que deben entenderse con la perspectiva del tiempo en que se escribieron, dirigidas a la educación de los infantes a partir de cierta edad ("después que fueren mozos").

Reconquista de Sevilla

Escudo de Santander
Escudo de Santander
En 1247–1248 Alfonso X colaboró en primera línea en la reconquista de Sevilla, dirigida por su padre. En el cerco y asalto a la ciudad tuvieron una intervención decisiva los barcos procedentes de puertos de Cantabria (Laredo, Castro Urdiales, Santander y San Vicente de la Barquera) y de Galicia, al mando del primer almirante de Castilla (Ramón de Bonifaz), que remontando el río Guadalquivir rompieron las cadenas del puente de barcas por el que se suministraba a Sevilla. Los escudos de armas de Santander y de Cantabria recuerdan este hecho.

¿Grandes naves de guerra navegando hasta Sevilla? Luego hablaremos de esto.
 

Por la delicada salud de su padre, Alfonso X negoció con los musulmanes las capitulaciones de Sevilla y repartió el botín entre los nobles cristianos. La joya de Sevilla era su mezquita, construida entre los años 1171y 1182, y en particular su alminar o minarete, que construido entre 1184 y 1198 es conocido actualmente como la Giralda después de las reformas realizadas para convertirla en la torre del campanario de la nueva catedral de Sevilla. La admiración de Alfonso X sobre estos edificios se refleja en sus textos:
Alminar o minarete de la mezquita de Sevilla. La Giralda.
Tres estados del alminar
Pues de la Torre mayor que es ya de Sancta María, muchas son las suas nobresas, e la su beldad e la sua alteza ... Otrosí tan alta e tan llana, e de tan gran maestria es fecha la su escalera ... E a la cima della son cuatro manzanas redondas, una encima de otra, de tran grande dobra e tan grandes que non se podian aver otras tales... mas de la cuarta manzana no podemos retraer, ca es de tan gran labor e de tran grande e estraña obra que es dura cosa de creer ... e cuando el sol da en ella resplandece, crea rayos mas de una jornada.
(Tomado de la página La Catedral de Sevilla, de la web djaa, cultura, valencia y benimàmet)
De forma que cuando en las negociaciones de capitulación los musulmanes propusieron derribar ambos edificios, Alfonso X pronunció la frase que ha quedado en la memoria colectiva:
por un solo ladrillo que le quitasen los pasaría a todos a cuchillo

El puerto de Sevilla

Sevilla en Tabula Nova Hispaniae, 1535 Sevilla está situada junto al río Guadalquivir, a más de 80 km de su desembocadura, pero existen restos arqueológicos que situan un puerto desde las primeras épocas romanas. Sin embargo, la especial orografía de la vega de Sevilla ha hecho que a lo largo de los siglos la forma, la profundidad y el aprovechamiento del río como vía fluvial haya sido muy diferente al que podemos ver en la actualidad.

En el detalle del mapa adjunto (Tabula Nova Hispaniae, 1535) puede verse a Sevilla (Sibilia en el mapa) al final de una profunda bahía en la que desemboca el río Guadalquivir.

En cualquier caso la orografía del río no debió ser un problema para los pequeños barcos del Almirante de Castilla, ni mucho menos para los ligeros y maniobrables barcos de los vikingos, que le habían visitado 400 años antes. Lo contrario de lo que ocurrió cuando los grandes galeones procedentes de América tuvieron que dejar de utilizar este puerto por el mar abierto en Cádiz (Gades en el mapa).


Los vikingos atacan Sevilla

Barco vikingo
Llamamos vikingos o normandos a los habitantes de la península escandinava que, especialmente en la llamada Era Vikinga (años 793 al 1050), extendieron sus actividades comerciales y de saqueo a lo largo de toda la costa de Europa y el Mediterráneo africano. Se denominaban vikingos a los que su área de actuación era Occidente (Europa central y occidental, norte de África) y baregos a los que actuaban en Oriente (Rusia, Bizancio y Asia); el término normando se utiliza menos para no confundir con los naturales del antiguo ducado de Normandía, en Francia, que fue creado en el año 911 por el rey francés Carlos III y concedido al jefe vikingo Rollon a cambio de que le defendiera de los vikingos.

Pues bien, después de un ataque fallido a la musulmana Lisboa con una flota de 54 barcos grandes y otros tantos más ligeros, el 20 de agosto de 844, los vikingos se dirigieron hacia el sur y tomaron Cádiz. El 29 de septiembre de 844 subieron por el Guadalquivir, masacraron Coria del Río, ocuparon Sevilla gracias a la ausencia del emir y la saquearon durante tres días.
 

Sin embargo, el emir reunió un ejército que, el 11 de noviembre de 844, derrotó a los vikingos en el lugar que ahora ocupa el aeropuerto de Tablada. Cuatrocientos prisioneros fueron ejecutados a la vista de los vikingos que huían en sus barcos hacia el sur, y sus cabezas colgadas en los pinchos de las carnicerías y en las palmeras de Sevilla. Los vikingos que quedaron en tierra fueron convertidos al Islam, formando una colonia dedicada a criar ganado, dando origen al queso puro sevillano.
 

En el año 859, los vikingos volvieron a entrar en Sevilla e incendiaron la mezquita mayor de Ibn Addabas (hoy Iglesia de San Salvador, de la que se conserva el sahn o patio, y el alminar)

(Tomado de "Los vikingos en Al-Andalus", Jesús Riosalido, 1997, y otras fuentes)

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