Un comentario sobre cuál es el adjetivo adecuado para
denominar el estilo moderno de administración pública. Tanto la Unión Europea
como la Administración Española suelen utilizar el término "Administración
Electrónica" e, incluso, la marca eAdministración.
Yo
prefiero llamarla Administración Telemática.
Para aclarar el significado de los adjetivos que sirven de
título a este artículo, utilicemos un ejemplo, forzando un poco la terminología:
Un reloj de cuco con pesas y péndulo es un
dispositivo físico o mecánico.
Si le quitamos el mecanismo de las pesas y le
añadimos un motor eléctrico será un reloj eléctrico.
Si cambiamos el motor eléctrico y sus mecanismos
propios por un oscilador de cuarzo y sus circuitos electrónicos de excitación,
división de frecuencia y visualización, tendremos un reloj electrónico.
Si añadimos unos circuitos digitales para
mostrar el día del mes y de la semana teniendo en cuenta los días de cada mes y
los años bisiestos, tendremos un reloj digital.
Si le añadimos componentes electrónicos
(hardware) y programas (software) para introducir, consultar, actualizar y
visualizar una agenda y un directorio de teléfonos, tendremos un reloj informático.
Si completamos el hardware y el software para
que cada mañana se conecte vía WiFi e Internet al servidor de Radio Vaticana,
consulte el santoral del día y lo visualice en el teléfono, además de otras
posibilidades según modelo, habremos conseguido un reloj telemático.
Decir que este último modelo es un reloj electrónico sería
valorar en muy poco sus grandes posibilidades, actuales y futuras. Por supuesto
que cualquier dispositivo o sistema telemático incluye componentes que
calificaríamos de informáticos, digitales, electrónicos, eléctricos o físicos.
Lo mismo ocurre cuando hablamos de Administración Electrónica. Si atendemos al significado de las
palabras podríamos decir que el reloj de cuarzo en cada dependencia de un
Ministerio es Administración Electrónica, pero está muy lejos de lo que muchos
quieren decir con AE. Cuando estamos hablando de tramitación con medios
informáticos y de comunicaciones (TIC) en organismos públicos y, en particular,
con la participación remota de ciudadanos y entidades civiles, debemos llamarla
Administración Telemática.
En la normativa y en la denominación del ámbito de
aplicación en la administración pública se mencionan habitualmente los
adjetivos electrónica, digital, informática y telemática, por lo que el uso
correcto y exclusivo de "telemática" no sería nada nuevo.
Por último, no conozco ningún organismo público que tenga
una dirección general, un área, un servicio, etc. "de Electrónica" y
sí muchos que lo tienen "de Informática".
Si pedimos a distintas personas que nos nombren cosas típicas de Madrid encontraremos bastantes coincidencias. Son los objetos, entidades, costumbres, tipos populares, etc. que han calado como propios y distintivos de Madrid. En realidad muchos de ellos han sido traídos desde otros lugares, a veces lejanos, y asimilados como propios mediante un proceso que enriquece a la capital. Entre ellos encontraremos los siguientes:
Los madrileños
Se habla mucho de los madrileños y de cómo son. Pero se habla de esto fuera de Madrid, porque en la capital y en el resto de la provincia este tema no tiene interés. El madrileño tiene poca conciencia de cómo es, debido a su origen heterogéneo. Podríamos decir que el madrileño se caracteriza por no haber nacido en Madrid o por no haberlo sido sus padres. Como leí hace años: "Hay madrileños de todas las nacionalidades", y eso es una gran virtud.
Hoy día alrededor del 50% de la población adulta ha nacido en la ciudad de Madrid, un 31% en otra provincia española y el 19% en otro país, lo que corresponde respectivamente a 1.525.000, 800.000 y 533.000 personas.
Entre las comunidades autónomas de origen, las más frecuentes son las del gráfico adjunto. El 5% de los residentes en Madrid nacidos en otra comunidad proceden de Castilla-La Mancha, que destaca entre todas las demás
De entre los nacidos en otro país destacan los rumanos (unos 20.000, que representan el 18% de los extranjeros residentes en la Comunidad de Madrid), seguidos por los marroquíes (7%), los ecuatorianos (6%), chinos (5%) y colombianos (4%). Con más del 2% están también los naturales de Perú, Bolivia, República Dominicana, Bulgaria, Paraguay e Italia.
El Real Madrid C. F.
El primer delantero centro, primer capitán, primer presidente y fundador en 1900 del Foot Ball Club Sky (origen del Real Madrid) fue Julián Palacios Gutiérrez, nacido en Madrid en 1880. En 1902 la presidencia pasó a Juan Padrós Rubió, nacido en Sarriá (Barcelona) en 1869, que junto a su hermano Carlos, también nacido en Sarriá (Barcelona) en 1870, y otros miembros separados del Sky Club fundaron el Madrid Foot Ball Club. Carlos Padrós Rubió fue presidente del club desde 1902 (cese de su hermano) hasta 1904.
Los padres de los hermanos Padrós tenían un importante comercio textil en la capital catalana. En 1886 Julián y Carlos se trasladaron a Madrid donde montaron una tienda de telas llamada Al Capricho, situada en la calle de Alcalá junto a la calle Cedaceros. En su trastienda estuvo la sede social del nuevo Madrid Foot Ball Club. Muchos de sus jugadores eran ingleses y muchos de sus presidentes fueron jugadores, como ocurría también en otros clubes.
Por ejemplo, el Fútbol Club Barcelona fue fundado en 1899 por doce aficionados al fútbol: seis españoles, tres suizos (incluyendo al promotor del club Hans Gamper y al primer presidente Walter Wild), dos ingleses y un alemán. El nombre original escogido fue Foot-ball Club Barcelona.
El club Atlético de Madrid
El Club Atlético de Madrid fue fundado en 1903 por un grupo de simpatizantes del club vasco Athletic Club
pertenecientes a la Escuela Especial de Ingenieros de Minas, formado
por Ramón de Arancibia y Lebario, Ignacio Gortázar y Manso, Ricardo
Gortázar y Manso, y Manuel de Goyarrola y Aldecoa (los apellidos no dejan duda sobre el origen de estos alumnos), junto con otros
compañeros madrileños de la Escuela. El nuevo club se denominó Athletic Club Sucursal de Madrid, por ser un equipo sucursal
del equipo bilbaíno en Madrid.
Las Bases Fundacionales del Athletic Club Sucrusal de Madrid especificaban la dependencia entre ambos clubes, por lo que los socios lo eran de ambos clubes, que no podían enfrentarse en partidos oficiales al ser
considerados el mismo club. El primer presidente del
club fue Enrique Allende Allende, empresario y político del Partido Conservador, nacido en Bilbao en 1877.
El escudo del Atlético incluye elementos típicamente madrileños, como el oso (deberíamos decir osa) y el madroño, y las siete estrellas de cinco puntas, todo ello procedente del escudo de la villa de Madrid. La otra mitad del escudo está ocupada por las bandas verticales rojas y blancas de la camiseta oficial. Estas bandas son modificación de las bandas azules y blancas que se usaban en las camisetas y en el escudo hasta 1911, en ambos casos siguiendo los colores que utilizaba el Athletic de Bilbao.
El organillo
A pesar de su nombre, el organillo no tiene nada que ver con el órgano sino con el piano y con las pianolas. Estas últimas son una mezcla del mecanismo de un piano vertical y de un sistema mecánico-neumático que permite reproducir automáticamente la obra musical registrada como orificios en una banda de papel. En el organillo las obras musicales están representadas como púas metálicas clavadas en un cilindro horizontal que gira por la acción del organillero sobre una manivela. Las púas levantan y dejan caer los martillos sobre las cuerdas verticales, reproduciendo la obra sin necesidad de conocimientos musicales. Desplazando ligeramente el cilindro en sentido horizontal se pueden seleccionar hasta diez piezas distintas. El mecanismo es similar, con las evidentes diferencias de tamaño, al de las cajas de música, en las que un cilindro metálico con resaltes se hace girar mediante un resorte o cuerda, pulsando las púas de un peine de acero, produciendo el sonido.
El organillo se ha mantenido como instrumento musical típico de Madrid y
sus verbenas, pero hasta la difusión de los discos fonográficos fue muy
popular en las salas de baile y los festejos de toda España. Incluso
fue muy utilizado en Uruguay, Argentina y otros países de Iberoamérica,
por ejemplo como elemento en la música del tango.
Sin embargo el origen del organillo
hay que buscarlo en Inglaterra a principios de siglo XIX, donde se
denominó "barrel piano" (piano de barril), que no debe confundirse con
el "barrel organ", que utiliza aire a través de tubos para producir las
notas musicales, origen de los organillos alemanes y austríacos.
En España se fabricaron organillos hasta mediados del siglo XX, tanto
fijos como transportados sobre ruedas, en Madrid y en Barcelona (como
los de marca Faventia, a la que pertenecen los de las dos fotografías adjuntas).
Se considera que la fabricación de organillos llegó a Madrid en 1890 de la mano de Luis Apruzzese, artesano italiano que se instaló en Salamanca en 1888 dedicándose a reparar pianos y organillos, cuya labor fue continuada por su hijo Antonio Apruzzese, nacido en Madrid el 2 de mayo de 1906.
El barquillo
Uno de los dulces preferidos por los niños en las fiestas de cualquier barrio de Madrid son los barquillos, especialmente si los vende un barquillero con su ruleta en lo alto del cilindro metálico que le sirve de depósito. Por su escaso número y por su imagen típica, el barquillero suele llevar el traje de chulapo. Sin embargo no son ni un dulce ni una profesión originaria ni única de Madrid. Una completa referencia sobre el origen, utilidad y distribución de la elaboración de barquillos puede verse en el trabajo Un barquillero gótico con armerías en el Museo Etnográfico de Navarra, por Mikel Ramos Aguirre, del que copio su Resumen:
En este artículo se analiza un utensilio de cocina depositado en el Museo Etnográfico de Navarra, en el Monasterio de Irache. Lleva en sus dos caras escudos heráldicos por medio de los cuales se intenta localizar su propietario, fecha y utilidad. Del estudio heráldico se concluye que es una pieza de la casa real de Aragón, un barquillero, que perteneció posiblemente a Juan II de Navarra y Aragón y que debió fabricarse en los primeros años de la segunda mitad del siglo XV. La finalidad principal de la decoración emblemática sería mostrar y subrayar el poder y la riqueza del rey de Aragón.
Además de su diferente composición, este estudio documenta las diferencias entre hostias y obleas (barquillos) y sus respectivos instrumentos de fabricación (hostiarios y barquilleros) y justifica el consumo de barquillos tanto en las cortes reales como en otros entornos más populares: monasterios y pueblo llano. Gran tradición en la elaboración de barquillos y obleas se extiende por diferentes lugares de España, como Zaragoza, Valladolid, Ciudad Real, Cantabria, etc. En Santillana del Mar (Cantabria) existe el Museo del Barquillero. La tradición del barquillo, el barquillero y su ruleta, con diferentes modos de uso, se trasladó también a Iberoamérica, donde sobrevive en Chile, Argentina, Perú, Paraguay,...
El chotis
No hay verbena tradicional en Madrid sin parejas ataviadas con trajes tradicionales bailando el chotis, que por su cadencia y la letra de sus canciones se considera uno de sus signos distintivos. Sin embargo, el origen del chotis está en Europa central, en la región de Bohemia, como derivación de la polka lenta. De hecho, variantes del chotis pueden encontrarse en diversos países europeos (Francia, Portugal, Italia, Finlandia, Dinamarca, Suecia) e incluso americanos (Argentina, Brasil, EE.UU.). En España se introdujo en 1850, bailándose por primera vez en el Palacio Real de Madrid el 3 de noviembre de ese año, con el nombre de polca alemana. El nombre procede de la palabra alemana schottische, que significa escocés, que era el nombre que se le daba en los salones de baile de Viena en el siglo XIX. El chotis es también un estilo de canción, con letra y música. Entre los más populares está 'Madrid', del músico mejicano Agustín Lara, que también compuso canciones dedicadas a otras ciudades españolas, como Toledo, Granada, Sevilla, Valencia yMurcia, ya antes de su gira por España. Esto no es óbice para que la letra diga:
Madrid, Madrid, Madrid pedazo de la España en que nací.
La azarosa vida de Agustín Lara incluye un nombre interminable (Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso del Sagrado Corazón Lara y Aguirre del Pino), un lugar y fecha de nacimiento discutidos (30/10/1896 en la ciudad de México, D. F., o 30/10/1900, en Tlacotalpan, Veracruz), unos primeros trabajos musicales en prostíbulos (en uno de los cuales fue herido en la cara por una mujer, produciéndole una cicatriz característica), unas 700 canciones compuestas (incluyendo éxitos como Amor de mis amores, María bonita, Noche de ronda, Piensa en mí y Solamente una vez) y la participación en 30 películas. Se casó tres veces, la última con la española Rocío Durán en 1965.
Las verbenas
La costumbre de celebrar las fiestas con bailes populares en zonas urbanas o en el campo, acompañados con otros lugares de diversión, comida y bebida, es general en toda España.
También en Madrid han perdurado este tipo de fiestas populares, donde empezaron a llamarse 'verbena' por la costumbre de que los hombres asistieran con un ramito de flores de esta planta (verbena officinalis) en la solapa. Podemos decir, por tanto, que el nombre es madrileño, pero la fiesta no. Para otros autores, el origen del uso de la palabra procede de los ritos sagrados relacionados con la fertilidad que practicaban los romanos con algunas plantas, como el laurel, el olivo, el mirto y el romero. De hecho, la verbena es también llamada hierba sagrada o hierba santa. Las ocho verbenas más tradicionales de Madrid empiezan con la de San Antonio de la Florida (13 de junio) y terminan con la de la Virgen de la Paloma (15 de agosto). No se incluye aquí la romería que se celebra en la pradera de San Isidro, inmortalizada por Francisco de Goya en su obra del mismo nombre.
La zarzuela
El origen del género es típicamente madrileño: se trata de representaciones con mezcla de teatro y música, que tenían lugar en el Palacio de la Zarzuela, cuando éste era utilizado como pabellón de caza y ocio por la familia real, a partir de mediados del siglo XVII durante el reinado de Felipe IV, gran aficionado al teatro y a los espectáculos musicales.
Aunque inicialmente se escribieron zarzuelas con temas mitológicos, el gran éxito popular de la zarzuela procede de su temática, sus figuras y su música muy próximas al pueblo, que las acoge como propias. Este es también el motivo del poco éxito de la Zarzuela fuera de España y de Iberoamérica, al contrario que la ópera italiana y vienesa.
Algunas de las zarzuelas más populares se localizan en Madrid y tienen como protagonistas a figuras típicamente madrileñas, como los chisperos (originalmente, los herreros del barrio de Maravillas, hoy Malasaña), los manolos (habitantes de los barrios bajos de la zona sur, como Lavapiés) y las modistillas (aprendices de modistas en los talleres de Lavapiés). Sin embargo, los autores de zarzuelas, tanto de la música como de la letra, proceden de lugares muy diferentes de España.
El primer gran autor de zarzuelas fue nada menos que Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), nacido y fallecido en Madrid, aunque su azarosa vida le llevó por diversos lugares de España y países de Europa. Otros autores y compositores de zarzuela han sido (por orden de año de nacimiento):
Francisco Asenjo Barbieri (Madrid, 1823-1894), autor de El Barberillo de Lavapiés
Emilio Arrieta (Puente la Reina (Navarra), 1823-1894), autor de Marina
Manuel Fernández Caballero (Murcia, 1835-1906), autor de Gigantes y cabezudos
Federico Chueca (Madrid, 1846-1908), autor de La Gran Vía y Agua, azucarillos y aguardiente
Tomás Bretón (Salamanca, 1850-1923), autor de La verbena de la Paloma
Ruperto Chapí (Villena (Alicante), 1851-1909), autor de El tambor de granaderos y La revoltosa
Gerónimo Giménez (Sevilla, 1854-1923), autor de La boda de Luis Alonso
Amadeo Vives (Collbató (Barcelona), 1871-1932), autor de Doña Francisquita y Bohemios
José Serrano (Sueca (Valencia), 1873-1941), autor de La canción del olvido
Jesús Guridi (Vitoria (Álava), 1886-1961), autor de El caserío
Francisco Alonso (Granada, 1887-1948), autor de La calesera
Federico Moreno Torroba (Madrid, 1891-1982), autor de Luisa Fernanda
Jacinto Guerrero (Ajofrín (Toledo), 1895-1951), autor de Los gavilanes y El huésped del sevillano
Pablo Sorozábal (San Sebastián (Guipúzcoa), 1897-1988), autor de La tabernera del puerto y La del manojo de rosas
A pesar de esta diversidad de orígenes, hay que resaltar que la mayoría de estos autores desarrollaron gran parte de su carrera en Madrid, donde murieron.
Un resumen de la historia de la zarzuela con sus periodos, autores, obras, teatros, etc. puede verse en la presentación Historia de la Zarzuela, de Alfredo Vázquez del Mercado.
La cerveza Mahou
Esta marca de cerveza siempre ha estado muy unida a Madrid, como se ve en la
foto adjunta que muestra una de sus botellas tradicionales, donde además
del tipo de cerveza indica la localización de la fábrica.
Pero el origen de la marca procede de fuera, de Casimiro Mahou (francés procedente de Lorena y casado con una madrileña), que desde 1850 tenía una fábrica de papeles pintados llamada Las Maravillas en la
calle Bravo Murillo, en el lugar que ocuparía el Colegio Nuestra Señora de las Maravillas desde 1892 hasta su incendio el 11 de mayo de 1931. Actualmente está en ese lugar el popular Mercado de Maravillas.
Los cuatro hijos de Casimiro Mahou (Alfredo, Enrique, Luis y Carolina) fundaron en 1890 la Fábrica de Hielo y Cervezas en la calle Amaniel, 29 según un proyecto de los arquitectos José López Salaberry y André Octavio, autores también del proyecto de la Gran Vía de Madrid. En el cercano Convento de las Comendadoras de Santiago estuvo su almacén de cebada para la fabricación de cerveza.
Cervezas Mahou tendría que competir con otra marca madrileña: El Águila, fundada en 1900 por Augusto Comas y Blanco, nacido en Valencia e hijo del jurisconsulto madrileño de origen catalán Augusto Comas y Arqués. Actualmente la fábrica de Mahou de la calle Amaniel es el Museo ABCcentro de arte / dibujo / ilustración. El Museo de la Cerveza Mahou se abrirá en 2016 en el palacio del Duque del Infantado situado en el distrito de La Latina.
La gastronomía madrileña
Madrid es lugar de aluvión de gentes de todas las procedencias que traen su cultura y sus costumbres, en particular su gastronomía, que se pierde, se integra o se modifica, de forma que con el paso del tiempo es difícil establecer qué parte de la gastronomía madrileña lo es verdaderamente.
Un extremo es el de las cocinas regionales o extranjeras, que se encuentran de forma generalizada pero que no se confunden con la cocina madrileña. Sería el caso de platos como la paella, la fabada, el pescado frito o el lacón con grelos, por mencionar algunos ejemplos muy típicos.
El otro extremo serían algunos platos apellidados "a la madrileña", que tienen un origen cierto y documentado desde hace siglos. Tal vez el único caso (quitando el bocadillo de calamares, del que hablaremos después) sean los "callos a la madrileña", de la que existe una receta documentada del año 1424. Los callos (partes del intestino de la ternera, cordero o cerdo, junto con pies, cara,...) son utilizados por recetas de distintos lugares, por su bajo precio y capacidad para componer platos sabrosos. Los callos son populares en otros países, como Portugal ("tripas à moda do Porto", con alubias), Francia ("tripes à la mode de Caen", de cerdo con verduras), Italia ("trippe di bue alla Milanese") y en varios países de Iberoamérica (mondongo, guatitas,...). También son muy populares en otras regiones de España, generalmente con garbanzos, como Galicia, Asturias, Cádiz o Cataluña (cuyos callos a la catalana son muy parecidos a los madrileños).
Preparados casi exclusivos de Madrid son las gallinejas, los entresijos, los chicharrones,..., que al freirse en su propia grasa producen un fuerte olor que atrae a los aficionados y repele a los no iniciados. Deben comerse muy calientes.
Por el contrario, es muy discutible dar origen madrileño a la totilla de patatas, la sopa de ajo o a algunas rosquillas, que podríamos incluir entre los elementos incorporados de otros orígenes.
El cocido madrileño requiere un estudio aparte, pues comparte la filosofía de diversos cocidos, ollas o pucheros de distintos lugares de España: se echan todos los ingredientes en un puchero (garbanzos, alubias, verduras, carnes, chorizo, tocino, morcilla,..), se dejan cocer lo suficiente y se sirven juntos o separados. Hay discusión sobre los auténticos ingredientes del cocido madrileño, si tiene o no relleno, si se usa o no una salsa de tomate con ajo y cominos, etc. Y sobre la forma de tomar el caldo, con sopas o sin ellas. Una buena referencia, algo apasionada, es el libro Gastronomía madrileña, de Joaquín de Entrambasaguas, Instituto de Estudio Madrileños, segunda edición 1971.
Restaurante Lhardy
Evidentemente no es un apellido madrileño, aunque su carta de especialidades incluya, entre otros, los callos a la madrileña y el cocido madrileño.
Este restaurante fue fundado en 1839 por Emilio Huguenin Dubois, francés o suizo (como sus padres), según los autores, que por su formación de repostero y confitero creó Lhardy como pastelería y charcutería, tal vez por consejo de su amigo Próspero Merimée, con especialidades como el petisú (petit sou, de la antigua moneda francesa de cinco céntimos) o el profiterol.
Además de la introducción de platos y productos de la cocina francesa e internacional, Lhardy perfeccionó platos de la cocina tradicional española, como el cocido madrileño "de tres vuelcos". Otro de los elementos típicos es el samovar o bouillon del que, desde 1885, el cliente se sirve consomé caliente en una taza, para acompañar canapés, emparedados u otros pequeños bocados. Situado en el número 8 de la Carrera de San Jerónimo, que a pesar de ser calle tan céntrica no fue pavimentada con adoquines hasta nueve años después, ha sido la vía de entrada de las formas modernas de la gastronomía y la restauración. Por ejemplo, dispuso de teléfono cuando en Madrid sólo había 49 abonados, lo que permitió iniciar las reservas por teléfono. La palabra Lhardy no es, como hemos visto, el apellido de la familia, aunque algunos la han usado así, como el fundador Emilio Lhardy o su hijo Agustín Lhardy. Procede de un café existente en París llamado L'Hardy (el intrépido, en francés), fundado en 1795.
Una buena colección de anécdotas puede verse en la web de este restaurante.
El bocadillo de calamares
Parece obvio decir que los calamares no son propios de Madrid, pues nunca se han pescado en el río Manzanares. Tampoco la forma de freirlos 'a la andaluza', únicamente rebozados en harina, en oposición a la forma 'a la romana' que incluye huevo batido. Otra cosa es el bocadillo de calamares, muy popular en los bares y cervecerías tradicionales de Madrid, y muy típico en los alrededores de la Plaza Mayor. Se desconoce a quién se le ocurrió hacer un bocadillo con esta preparación de pescado. Entre madrileños y visitantes ha llegado a ser tema de discusión cuál es el mejor sitio para tomar este bocadillo, con una caña de cerveza, claro. Se admiten opiniones.
Chamberí
El barrio más castizo de Madrid desde hace décadas ya no es Lavapiés ni Malasaña, sino Chamberí. Pero el origen de este nombre tampoco es local, ni siquiera nacional. se trata de la castellanización del nombre de la ciudad de Chambery, capital de la Saboya francesa. Sin embargo hay varias teorías sobre la forma en que esta zona adquirió ese nombre:
Para unos es debido a que en 1808 se estableció en la zona de la actual plaza de Chamberí (que entonces era una zona de cultivos y tejares fuera de la puerta de Fuencarral) el regimiento francés de Chambéry. La tradición dice que los militares Daoiz y Velarde participaron en ataques a este regimiento francés desde la actual calle de Luchana.
Para otros Chambéry era el origen de las primeras monjas que se instalaron en el conjunto palacio + convento + iglesia, que constituía el convento de la Visitación de Nuestra Señora, también llamado convento de las Salesas Reales, fundado en 1748 por la reina Bárbara de Braganza (esposa de Fernando VI). Actualmente la iglesia se denomina de Santa Bárbara, el palacio es la sede del Tribunal Supremo y la huerta del convento es la plaza de la Villa de París.
Finalmente, también se dice que el origen proviene de María Luisa Gabriela de Saboya, primera esposa de Felipe V, reina consorte, Gobernadora y Administradora General en tres ocasiones por ausencia de su marido y madre de dos reyes de España: Luis I y Fernando VI. La reina nació en Turín pero se educó en Saboya; murió en Madrid a los 26 años.
La Cibeles
Es la fuente más emblemática de Madrid por sí misma y por su situación en la plaza cuyas cuatro esquinas son el Banco de España, el palacio de Comunicaciones (hoy sede del Ayuntamiento), el palacio de Linares (hoy Casa de América) y el palacio de Buenavista (hoy Cuartel General del Ejército). En su origen fue una fuente ornamental y de uso público, situada al Norte de la plaza mirando hacia el Paseo del Prado.
En 1895, cuando dejó de utilizarse para dar de beber a las caballerías, la recogida de agua por los aguadores y el refresco de los caminantes, la fuente se trasladó al centro de la plaza, mirando hacia la Puerta del Sol y se rodeó de una verja, que años después desapareció. En la imagen adjunta se aprecia la disposición inicial de la fuente, la animación propia de la calle de Alcalá y el edificio del palacio del marqués de Alcañices, que se demolió en 1884 para construir el edificio del Banco de España. Esta fuente fue diseñada por el arquitecto Ventura Rodríguez, junto con las de Neptuno y Apolo en la remodelación del Salón del Prado, aunque su ejecución se encargó a varios escultores que realizaron las diferentes partes que se han ido añadiendo y eliminado a lo largo de su historia: la diosa y su carro por Francisco Gutiérrez, los dos leones por el escultor de origen francés Roberto Michel y los dos amorcillos obras de Miguel Ángel Trilles y Antonio Parera. Sin embargo, el destino original de la fuente de la Cibeles eran los jardines de La Granja.
La Puerta de Alcalá
En diversor lugares puede encontrarse una detallada información sobre la Puerta de Alcalá, por lo que aquí nos limitaremos a algunos detalles que tienen que ver con el tema del artículo. En el apartado anterior hemos mencionado a Roberto Nichel como el escultor de origen francés que realizó los dos leones de la fuente de la Cibeles. Con 20 años vino a Madrid, donde realizó la mayor parte de su obra bajo los reinados de Felipe V (decoración del Palacio Real), Fernando VI (estatuas de reyes para el Palacio Real) y Carlos III (diversos encargos, incluyendo la Puerta de Alcalá). Participó activamente en la creación de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que fue profesor y nombrado director un año antes de su muerte. Sabido es que la construcción de la puerta de Alcalá fue un deseo personal de Carlos III, que cuando entró en Madrid como rey de España procedente de Nápoles, donde reinaba como Carlos VII, no consideró adecuada la existente puerta de Alcalá, por lo que pidió proyectos para construir una de mayor importancia. Al concurso se presentaron proyectos de José de Hermosilla (arquitecto y ingeniero militar, nacido en Llerena (Badajoz)), Ventura Rodríguez (arquitecto del que hemos hablado antes, nacido en Cienpozuelos (Madrid)) y Francesco Sabatini (siciliano, llamado a España por Carlos III). Finalmente el rey aprobó los dos proyectos de Sabatini, que se mezclaron en uno de forma que la fachada exterior es de un proyecto y la interior del otro, lo que se aprecia fácilmente por la forma de las columnas y pilastras, y en la decoración de la cornisa. En la ejecución de la puerta, además del mencionado Roberto Nichel, intervino Francisco Gutiérrez Arribas (nacido en San Vicente de Arévalo, Ávila), autor de la figura de Cibeles en su fuente y de otras obras, como las cuatro fuentes del Paseo del Prado y el mausoleo de Fernando VI en la iglesia de Santa Bárbara en Madrid. Por el contrario y a pesar de su nombre, no son obra del arquitecto siciliano los llamados jardines de Sabatini, junto al Palacio Real. Estos jardines están en el lugar que ocupaban las caballerizas de palacio, diseñadas por Sabatini, que fueron demolidas durante la Segunda República.
El reloj de la Puerta del Sol
La hora de la Puerta del Sol, como punto de reunión de la población de Madrid, estaba marcada por el reloj de la iglesia del Buen Suceso que, antes de ser demolida por la ampliación de la plaza en 1854, estaba situada en la esquina de la calle de Alcalá y la carrera de San Jerónimo, como puede verse en el plano de Teixeira (1656). En el edificio que se construyó junto al espacio recuperado por la demolición de la iglesia se instaló el Gran Hotel de París. El reloj de la iglesia tenía mala fama entre los madrileños por sus frecuentes averías. La fama le acompañó al trasladarse al tejado de la Real Casa de Correos, hoy sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid, aunque algunos autores dicen que se trata de otro reloj.
Este reloj fue substituido por el actual, siendo inaugurado el 19 de noviembre de 1866 con motivo del cumpleaños de Isabel II. Este reloj fue construido y donado al Ayuntamiento por José Rodríguez Losada (de verdadero nombre José Rodríguez Conejero) nacido en 1797 en Iruela, pedanía de Truchas, entonces de la Jurisdición de Losada (León). Por sus ideas liberales se había exiliado en Londres, donde hizo carrera como maestro relojero creando la marca J. R. Losada - 105, Regent Street - London, suministrando sus creaciones a varias casas reales europeas (en particular hizo encargos para la reina Isabel II, su esposo Francisco de Asís y a las infantas), estableciendo sucursales en Europa, Iberoamérica y Filipinas, y colaborando con la Marina Española construyendo multitud de cronómetros marinos y en la formación de relojeros. Se le nombró Relojero Cronometrista de la Marina Militar en 1856. En 1854 se le nombró de Caballero de la Orden de Carlos III.
Losada estuvo tres veces en España durante sus 40 años de exilio en Londres (1856, 1859 y 1868) y en uno de ellos tuvo la idea de construir un reloj adecuado para el Ministerio de la Gobernación. El detalle de su construcción, funcionamiento y sonería (los cuartos y las campanadas que nos hacen sufrir cada Nochevieja) puede verse en el artículo El reloj de Gobernación de wikipedia. Sólamente mencionar que después de casi 150 años de funcionamiento mantiene una precisión de cuatro segundos al mes, tiene un péndulo de tres metros de longitud y mantiene la gran mayoría de sus piezas originales. Además de éste, existen en España otros relojes de torre del mismo autor: el de la catedral de Málaga (regalado por José Larios), el del Ministerio de Fomento (actualmente de Agricultura, que está en el almacén municipal de Coslada), el del Colegio Naval de San Fernando en Cádiz, el del Ayuntamiento de Sevilla y el del Colegio de los Escolapios de Getafe.
En palabras llanas podemos decir que el reloj de la Puerta del Sol es un regalo de un señor de León que vivía en Londres.
Un buen resumen de su vida y obra está enEl reloj de la Puerta del Sol, Juan Ignacio Samperio Iturralde, Aventura de la historia, núm. 98, 2006, págs.84-87
Templo de Debod
Nadie pensará que este templo sea de Madrid. El edificio más
antiguo de Madrid tiene unos 2.200 años y es un auténtico templo egipcio
regalado por Egipto a España como agradecimiento por la colaboración en el
salvamento de los templos de Abu Simbel y otros monumentos en Nubia (que
comprende territorios de Egipto y Sudán), que iban a desaparecer inundados
definitivamente por la construcción de la nueva presa de Asuán, "un gran
mar de agua dulce de más de quinientos kilómetros de longitud", conocido
como Lago Nasser. Otros tres templos menores que el de Debod fueron donados a
otros países por el mismo motivo: Taffa a Holanda, Dendur a los Estados Unidos,
y Ellesiya a Italia, y están instalados en el interior de importantes museos;
sólo el templo de Debod es un edificio instalado en el exterior en un entorno
específico, aunque muy diferente del original en Egipto.
El templo de Debod
fue desmontado por una misión arqueológica polaca en 1961, se donó en 1968
(después de no pocas vicisitudes) y llegó a España en 1970. El templo ya estaba
en malas condiciones, porque con la construcción de la primitiva presa de Asuán
en 1908, el templo pasaba nueve meses al año bajo el agua del río Nilo. Después de una
difícil reconstrucción no exenta de polémica, incluyendo la falta de documentación
exacta sobre la situación de los 1.724 bloques de piedra, la utilización de
bloques de piedra de Villamayor (Segovia) y otros añadidos, se inauguró el 18
de julio de 1972, siendo alcalde de Madrid Carlos Arias Navarro, en los
terrenos que ocupó el Cuartel de la Montaña, en el lugar conocido como la
montaña del Príncipe Pío. La gestión del Templo de Debod está encomendada al
Ayuntamiento de Madrid.
Véase la completa información en Templo de Debod,
del Ayuntamiento de Madrid, y en la Wikipedia.